lunes, 7 de septiembre de 2015

Entrevista al Ensemble Vertebræ: retos y placeres de interpretar música nueva

Todos los ejecutantes profesionales aprendieron en el conservatorio cómo interpretar desde la música antigua hasta la contemporánea. Cada estilo tiene sus peculiaridades y sería un error querer tocar una pieza de Bach con los parámetros interpretativos de Chopin. Sin embargo, en la música contemporánea no existe un uso común de los elementos, como en el estilo barroco o en el romántico, no hay uniformidad estilística que un estudiante pueda aprender como receta. Cada pieza plantea un reto interpretativo, la mayoría de las veces muy difícil. Por eso es que requiere de un alto grado de especialización que no cualquier músico desarrolla.

El Ensemble Vertebræ tiene precisamente la vocación de abrazar estos retos y permitir así que el público escuche la música pulsante, la música que refleja a las personas que vivimos hoy. Está formado por 2 mexicanas afincadas en Estrasburgo, Francia, la flautista Olivia Abreu y la pianista Anna Paolina Hasslacher. Ellas funcionan como la columna vertebral en una serie de proyectos en conjunto con intérpretes y compositores de México, Argentina, Inglaterra, Suiza, Italia, Francia, España, Austria e Irán, siempre alrededor del repertorio innovador de la 2ª mitad del S. XX e inicios del XXI. Una de las políticas del Ensemble Vertebræ es trabajar directamente con los creadores y estrenar piezas de jóvenes compositores, valdrá la pena ir a escucharlas durante el XLIII Festival Internacional Cervantino el próximo martes 20 de Octubre.

¿Cuáles son los retos al interpretar la música nueva?

Olivia: Regularmente las obras contemporáneas tienen una escritura que es más difícil de “descifrar” que las obras “clásicas”, por lo que la fase de primera lectura puede requerir mucho más tiempo para entender exactamente el significado de cada símbolo y qué resultado quiere el compositor. Puede haber varios parámetros que hay que seguir a la vez, lo cual requiere de una visión mucho más amplia y una gran concentración. Por ejemplo: notas, matices, cambios de tiempo, efectos sobre las notas, tipos de sonido, etc, que hay que mezclar y producir en una misma línea. El trabajo de ensamble también puede ser mucho más laborioso y tomar más tiempo. Hay que saber qué es lo que hacen las otras “voces” e incluso frecuentemente es necesario leer de la partitura general.

Anna Paolina: Primeramente, la gran variedad de estilos, notación y estructuras composicionales que encontramos en la música –sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XX- es sorprendente; por lo que cada partitura impone nuevos métodos de trabajo tanto individuales como de ensamble; en cierta manera podría decirse que hay que pasar cada vez por un proceso de re-adaptación según la obra. Es complejo, pero la comunicación y capacidades de interacción que hemos desarrollado entre los integrantes del ensamble, sobrepasan las dificultades, para convertirse en un trabajo sumamente apasionante.

Por otro lado, por más increíble que parezca en el 2015, con todo el acceso a la información que hay, la música de vanguardia continúa siendo difícil de aceptar entre la mayor parte del público, por lo que los espacios y foros de conciertos abiertos a esta música están relativamente restringidos. Siempre ha sido difícil hacerse un camino dentro del medio musical, pero dentro del dominio de la música nueva, paradójicamente, lo es aún más.

¿Por qué merece la pena enfrentar esos retos?

Olivia: Creo que cuando uno ama lo que hace, los retos se convierten en placer. En la música contemporánea siempre habrá algo nuevo, cambios, evoluciones; cada compositor, cada obra es un mundo diferente y nunca termina de sorprendernos la novedad de esta música. El trabajo directo con los compositores es algo que nos fascina porque nos permite participar directamente en la primera fase de la creación de la obra. Además, la música contemporánea, a pesar de tener una escritura rigurosa, permite una libertad de interpretación que hace que cada ejecutante pueda apropiarse de la obra a su manera.

Anna Paolina: ¡Porque la música “contemporánea” es la que corresponde a nuestra época! Y así como la música de Beethoven, Stravinsky o Mahler fue rechazada en un principio, vale la pena defender la música que según nuestro criterio tiene un valor trascendental. En nuestra experiencia como ensamble, hemos podido impartir algunos conciertos didácticos, los cuales han tenido muy buena aceptación por parte del público. Estoy convencida de que antes de crear un gusto por la música –y el arte contemporáneo en general-, lo primero y más importante, es despertar en la gente interés y apertura. Y, finalmente, para nosotras vale la pena enfrentar los retos, porque simplemente es la música con la que nos sentimos identificadas, nos apasiona, nos conmueve y esperamos poder transmitir de alguna manera todo esto al auditor.

¿Qué criterios eligen para decidir qué obras van a interpretar?

Una de las filosofías del Ensemble Vertebræ es trabajar directamente con los compositores, así como hacer estrenos de jóvenes compositores. Lo que nos lleva frecuentemente a interpretar obras nuevas compuestas para el ensamble, así como obras de repertorio en países donde no han sido estrenadas. Además, siendo un ensamble creado por dos mexicanas residiendo en Francia, nos parece importante el intercambio cultural, por lo que incluimos obras de compositores latinoamericanos en la mayoría de nuestros programas. Otros elementos que tomamos en cuenta para la elección de las obras pueden ser la instrumentación, la temática del festival, la originalidad de la obra o el simple gusto personal.

¿Qué nos pueden decir sobre el programa que interpretarán en el Festival Internacional Cervantino?

La música latinoamericana es etiquetada comúnmente como “folklórica” y, sin intención alguna de menospreciar esta música tan bella, uno de los objetivos de este concierto es darle su lugar a los compositores contemporáneos latinoamericanos, quienes durante ya varias décadas han construido una poderosa voz propia poco valorada dentro de la música de concierto.

En el programa “Europa, Sudamérica y México: Música contemporánea para flauta y piano” el Ensemble Vertebræ toma como punto de partida dos obras maestras del repertorio contemporáneo en Europa: Presto de Beat Furrer (Suiza-Austria) y PPP de Philippe Leroux (Francia), para luego hacer un recorrido por la música mexicana y sudamericana de nuestros días, con obras de los 3 países homenajeados en el Festival Internacional Cervantino: Colombia, Chile y Perú.
Haremos 5 estrenos en México:  obras de Furrer, Leroux, Pedro Garcia Velasquez, Javier G. Compean y Víctor Ibarra; 3 serán estrenos mundiales: Gravitasson IIb (versión para flauta en sol y piano) de Juan Arroyo, Focus de Juan Pablo Muñoz y Fluxus turbulentus de Javier Muñoz Bravo, compuestos especialmente para el Festival.

Dentro del programa se encuentran dos compositores nacidos en León, Guanajuato. Nos parece pertinente y justo que dentro del Festival Internacional Cervantino -un festival guanajuatense- pueda dársele un valor a compositores originarios de este Estado, con quienes además tenemos una colaboración estrecha.

Focus, de Juan Pablo Muñoz es una obra para dúo (flauta/flauta en sol y piano) escrita especialmente para ser estrenada por el Ensemble Vertebræ en el FIC. Cuatro Miniaturas, Quinta Serie, de Javier Compéan, obra para piano solo, forma parte de un ciclo de miniaturas para piano. Esta obra será un estreno en México ya que el estreno mundial fue en París, Francia, por Anna Paolina Hasslacher en el pasado concierto del Ensemble Vertebræ.


http://www.festivalcervantino.gob.mx/eventos/ensemble-vertebrae/

[Versión original del artículo publicado por Liz Espinosa Terán en la Revista Cultural Alternativas en Septiembre de 2015]


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